La investigación puede definirse como una actividad
orientada a la obtención de nuevos conocimientos y su aplicación para la
solución a problemas o interrogantes de carácter científico.
La investigación puede buscar la realización de un diagnóstico, estudiar un
tema o problemática específica de interés o valorar la incidencia de alguna
política particular. La particularidad de la investigación es que produce
conocimiento sistematizado y valioso.
La idea de los profesores
como investigadores surgió en Inglaterra alrededor de 1960, con el movimiento
de reforma del currículum y la transformación de los conceptos de enseñanza y
aprendizaje.
Walker
(1989) explica que a partir de la profesionalización de los docentes, la
investigación pasó a ser un elemento esencial del papel del profesor, más que
una acumulación de conocimientos, lo que se requiere es que posean habilidades
que permitan: revisar propuestas curriculares y juzgar sus efectos, evaluar la
praxis, la ejecución y la política en materia de educación y administración,
aportar pruebas y análisis del programa escolar y de gestión, interpretar y
evaluar la información que llega a la escuela y hacer uso efectivo de la
información relacionada con el alumnado, para mejorar la enseñanza.
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